jueves, 11 de julio de 2013

AL OTRO LADO DEL ESTRECHO

 



Derviches de Tarifa
que en su baile confunden, lisonjeros,
con levante al poniente.
Girando al son del viento,
cantan promesas de otra vida
y se asoman sin vértigo, 
al Estrecho teñido
con la sangre de aquéllos
que apostaron heridas
a un caballo ya muerto.

Un hombre hoy se ha lanzado
a este mar de lamentos.
Perdidas las sandalias,
el miedo le ha hecho ciego.
De aquí a su tumba sólo quedan
apenas dos brazadas de un molino de viento.